Por Alina Rubio Seguramente alguna vez han escuchado hablar de él y si no, esta vez me va a encantar platicarte acerca de este gran artista. Yo-Yo Ma es un violonchelista franco-estadounidense nacido en París en 1955, de padres de origen chino, a los 4 años de edad estudió violín y viola antes de aprender violonchelo. Escucha esta lista de reproducción que preparamos para ti. Comenzó a tocar en público con solamente cinco años. En 1962 su familia se trasladó a Nueva York, donde vivió la mayor parte de sus años de formación. A los ocho años aparece en la televisión estadounidense en un concierto dirigido por Leonard Bernstein. Mientras que a los quince años se graduó de la escuela secundaria y actuó como solista con la Orquesta Radcliffe de Harvard. Estudió en la Juilliard School of Music con Leonard Rose –un violonchelista estadounidense-, antes de entrar a la Universidad Harvard. Obtuvo un gran reconocimiento y popularidad y estuvo de gira con muchas de las principales orquestas del mundo. Sus grabaciones de las Suites para solo de violonchelo de Bach han sido especialmente aclamadas. También ha tocado música de cámara en numerosas ocasiones, acompañado por el pianista Emanuel Ax, con quien mantiene una buena amistad desde que se conocieron en Juilliard. Se licenció en Harvard en 1976, universidad que le hizo merecedor de un doctorado honorífico en 1991. Yo-Yo Ma tiene un repertorio más ecléctico que el típico de los intérpretes de música clásica. Además de las numerosas grabaciones de la norma del repertorio clásico, también registró piezas barrocas, bluegrass estadounidense, melodías tradicionales chinas, obras de Astor Piazzolla y Osvaldo Golijov (compositores contemporáneos argentinos), así como obras de Philip Glass (minimalismo moderno). También ha trabajado en varias bandas sonoras de películas, como Tigre y Dragón o Memorias de una geisha. Su primer instrumento fue el fabricado por Domenico Montagnana (manufacturado en Venecia en 1733). Yo-Yo Ma perdió este chelo de más de doscientos setenta años (que él apodaba Petunia) olvidado en un taxi, una noche en Nueva York, aunque más tarde lo recuperó, intacto. Otro de los chelos que utiliza es un Stradivarius 1712, que perteneció a Karl Davydov y luego a Jacqueline du Pré. También posee un violonchelo hecho de fibra de carbono, de la compañía de Luis y Clark (Boston). Es increíble el talento que una sola persona puede emanar de su espíritu; personas que nos permiten contemplar y disfrutar de lo etéreo y nos hacen vibrar. ¡Escúchalo y disfrútalo!
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