Por Alina Rubio
Imágenes extraídas de la serie
Muchas veces me he detenido mientras estoy en una comida familiar a observar a mis seres más queridos y descubro que están más preocupados por revisar sus redes sociales que por tener una plática frente a frente.
Aquello que en su momento era mal visto por parte de los padres, cuando los hijos estaban con el celular en la mesa, se ha vuelto ya, una práctica común en las personas de todas las generaciones.
Antropológicamente estamos creados con la finalidad de subsistir a una selección natural, hace miles de años era la lucha por la comida, el cobijo; a través de la historia la supervivencia se cambió por el poder y el día de hoy yo no lo llamaría poder, lo llamaría necesidad de reconocimiento por los de tu especie.
Pasamos de tener una foto para el recuerdo en el que el fondo y la forma no importaba mucho (sin referirme a fotos profesionales), a fijarnos en quien está atrás, cómo nos vemos y que vestimos; en donde estamos y porqué. Suena triste ¿no?, yo creo que lo más triste es que ya no hay marcha atrás. Vivimos para otros.
No soy la primera que lo analiza y lo escribe, es más, podría ser un poco absurdo, porque mientras lees este artículo, estás perdiendo interés en la vida real, sí esa que sucede mientras el tiempo pasa y tú lo ocupas viendo el celular.
Así es como Black Mirror una serie de televisión británica creada por Charlie Brooker, que muestra el lado oscuro de la vida y la tecnología. Cada episodio tiene un tono diferente, un entorno diferente, incluso una realidad diferente, pero todos son acerca de la forma en que vivimos.

Un comunicado de prensa de Endemol describe la serie como "un híbrido de The Twilight Zone y Tales of the Unexpected” que se nutre de nuestro malestar contemporáneo sobre el mundo moderno", con historias que tienen un sentimiento de "tecno-paranoia".
En noviembre de 2012, Black Mirror ganó el Premio Emmy Internacional en la categoría de mejor película para televisión/miniserie.
Es una serie bien construida, a veces un poco lenta, pero retrata perfectamente, de una manera exagerada la realidad de nuestros días. Tienes que verla.

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